¿Cómo comenzaron los exornos florales en la Semana Santa?

Un recorrido histórico por los estilos de exornos florales que han marcado la Semana Santa a lo largo de la historia.

En el siglo XIX nació el gusto por exornar los pasos con flores, principalmente, procedentes de los patios particulares y huertas vecinas. Aunque fue progresando, la escasez de técnicas y la ausencia de un mercado de abastecimiento impidió que la eclosión estética que experimentó la orfebrería y, sobre todo, el bordado no fuera parejo de la exuberancia en los exornos florales de las cofradías. Perece evidente que, en los últimos años, la Semana Santa de Sevilla ha logrado una gran depuración estética y técnica en los exornos florales de las cofradías. A esto se llega, lógicamente, por las facilidades del mercado, las posibilidades económicas de las hermandades y, también, por la cualificación técnica de los floristas, cada vez, más formados en esta materia.Así se han conseguido crear estilos o modificar patrones que parecían inamovibles en cofradías que bien han consolidado su personalidad o han comenzado a ser referentes en esto del exorno de sus pasos, especialmente, en los de palio. La historia de la flor en las cofradías, prácticamente, nace paralela a la eclosión de la Semana Santa decimonónica, donde los aires románticos de la época comienzan a dotar de mayor belleza y esplendor las andas procesionales a través de nuevas piezas de bordados, orfebrería y flores.

Siglo XIX

“Antes del siglo XIX no existía presencia de la flor natural en los pasos, debido por una parte a la prohibición religiosa de utilizarlas durante la Cuaresma y Semana Santa, y de otra por la propia estética de las andas, ya que en ellas se buscaba que la atención de los fieles se centrase en las Imágenes Sagradas”. Así lo explica Guillermo Lasso, profesor de la Escuela Andaluza de Arte Floral y uno de los mayores expertos en la materia. Como se ha dicho, no es hasta el siglo XIX cuando la flor comienza a adquirir cierto protagonismo en los pasos de palio. Estos primeros arreglos vegetales consistían en reproducciones elaboradas en metal o plata de rosas de pasión y azucenas principalmente, aunque también eran empleadas flores confeccionadas con otros materiales como talco o tela. “Se colocaban en la delantera de los pasos, o junto a la Imagen de la Virgen, de manera muy escueta, predominando la simpleza y sencillez en el resultado ornamental”, explica Lasso. Las primeras flores naturales que se emplean para exornar a los palios – y con posterioridad los pasos de Cristo – eran flores de temporada, cogidas de los patios y de las huertas vecinas. Solían ser calas, alhelíes o espuelas de caballero dispuestas en ramos dispersos y gráciles. Éstas se colocaban en la parte delantera del paso o junto a la imagen, en pequeñas jarras de metal o plata.A finales de siglo, con la eclosión estética de la Semana Santa, la flor aumenta su presencia. Desde el punto de vista formal, emergen las formas cónicas, influenciadas por el neogótico que tanto gustó en la época. Las jarras comienzan a bordear los pasos y se colocan con mayor presencia en los entrevarales y las traseras. Este estilo marcó tendencia hasta los años 20. “A nivel técnico requerían de una dificultosa elaboración para su confección. La flor iba alambrada de manera individual y enrollada en una caña que sirve de eje del cono. Esto otorgaba un aspecto menos suelto y airoso a las composiciones, pero sin llegar a ser abigarradas” comenta Guillermo Lasso. Además de las huertas y patios vecinos, el Ayuntamiento permitía que se tomaran de los Jardines del Alcázar por lo que se encuentran rosas, celindas, jazmines, alhelíes, calas o flores de jarro… En estos años también se viene a usar las guirnaldas cuya finalidad principal era ocultar los desperfectos en la orfebrería o, incluso, llenar espacios cuando, ni siquiera, la hubiera.

Años 20

En los años 20 del pasado siglo aparece una nueva tipología de composición que emergen por el resultado de suavizar y redondear las formas cónicas. Y así surge, quizás influenciado por el Art Nouveau, el tipo de “fanal” que popularizaron floristas como Antonio Cuéllar Montero, Manuel Ramos Almengual o el propio “Ramito”. En este tiempo, la procedencia de la flor seguía siendo la misma, patios, huertas, jardines, acompañado del nacimiento de un incipiente comercio de flores y verdes naturales, cultivados en la provincia de Sevilla. Esto permitía que el color de los exornos fueran uniformes en el tipo y el color – antes se mezclaban los colores y los tipos porque la materia prima era escasa -.

Un exorno a juego con Rodríguez Ojeda

Es curioso como, en este tiempo, es mucho más rápida la evolución y revolución estética del bordado que del arte floral. Es decir, se dan grandes pasos en el embellecimiento estético de los pasos pero los exornos florales siguen anclados.  “Eso se produce porque no existe una técnica que lo permita, ni tampoco se disponen de flor en cantidad ni variedad”. Si de verdad, en esa época, se hubiera podido estar a la altura de los nuevos palios de Ojeda, habría que haberse inspirado en los cuadros de pintores como Juan de Arellano o Jan Bruguel para exornar los pasos y estar a la altura de los nuevos movimientos estéticos de la Semana Santa. Es decir, sólo un exorno floral barroco podría estar a la altura del lenguaje plástico que la Semana Santa fue adquiriendo con el paso del tiempo. Una pena que cuando eso sucede, ni el mercado de la flor estaba desarrollado ni la cualificación era tan precisa como lo es hoy.

Para estar a la altura de Ojeda, los exornos se deberían de haber inspirado en Juan de Arellano o Jan Bruguel

Floresta19 de abril de 2018fuente: Revista Pasion en Sevilla